viernes, 13 de febrero de 2009

ARQUITECTURA AZTECA


El hecho de que la actual capital de México cubra, en la práctica, la antigua Tenochtitlán, capital del Imperio azteca, impide que tengamos una visión completa de las estructuras arquitectónicas y, sobre todo, de la organización del espacio en los centros ceremoniales, o la relación entre estructuras templarias y las construcciones de carácter habitacional.
De hecho, nuestro conocimiento de esta zona se limita a algunos sectores en los que pudieron hacerse excavaciones de carácter restringido o donde se produjeron hallazgos casuales. Así la llamada plaza de las Tres Culturas, en el corazón de Tlatelolco; las excavaciones en el templo mayor, en el subsuelo de la catedral metropolitana, o en los trabajos para la construcción del metro, más algunos templos aislados, como los de Tenayuca o Santa Cecilia, que nos proporcionan una idea de cómo fueron los templos en la zona central del valle de México. A esto debemos añadir algunos otros asentamientos, como los de Malinalco, Zempoala, Teopanzolco o Calixtlahuaca, en los que se han descubierto importantes estructuras de época azteca.
Arquitectura religiosa
La arquitectura religiosa se desarrolla siguiendo las pautas de la tradición mesoamericana, aunque existen aportaciones importantes. El tipo de construcción más original es el de los templos gemelos, con doble escalinata de acceso. Aunque el mejor conocido es el de Tenayuca, a ese modelo responden también los templos principales de Tlatelolco y Tenochtitlán. Se trata de una representación dual de las divinidades que existía en Mesoamérica desde épocas remotas. La colocación de parejas de dioses, como la de Huitzilopochtli–Tláloc del templo mayor de Tenochtitlán, sobre una sola plataforma piramidal, hace que su estructura sea alargada y presente una doble escalinata de acceso. En este caso, las excavaciones realizadas por el doctor Eduardo Matos Moctezuma pusieron de manifiesto una serie de hasta siete periodos o reconstrucciones sucesivas entre 1375 y 1520.
Otro modelo arquitectónico relativamente frecuente es la pirámide de planta circular que tradicionalmente se ha atribuido a santuarios del dios Ehécatl, deidad del viento, que en su aspecto de remolino o huracán podría hacer lógica esta forma. Las más conocidas son la de Calixtlahuaca y la de la estación de metro de Pino Suárez. Otra construcción muy característica de los aztecas es un tipo de plataforma decorada con calaveras, que constituían la base del tzompantli, estructura donde se acumulaban los cráneos de los sacrificados. Sólo se conserva un pequeño altar que se encuentra en el Museo Nacional de Antropología de México y el descubierto recientemente en las excavaciones del templo mayor.
Entre los tipos arquitectónicos más comunes no podemos dejar de mencionar los templos piramidales de planta cuadrada o rectangular con una sola escalinata de acceso en la parte frontal, delimitada por dos alfardas lisas. Muchas de las pirámides de Tenochtitlán seguían este modelo.
Dos de las más extraordinarias creaciones arquitectónicas de los aztecas fueron Tepoztlán y Malinalco, ambas excavadas en la roca y terminadas con construcciones de mampostería. El templo de Tepoztlán es de planta rectangular y tiene dos salas: a la primera se accede por una puerta dividida por dos pilastras, mientras que en la del fondo hay un banco corrido decorado con relieves que muy bien pudieran ser insignias funerarias. El conjunto del templo descansa sobre una plataforma piramidal con escalinatas limitadas por alfardas. Malinalco, por su parte, es un conjunto irregular de construcciones templarias excavadas en la roca madre, compuesto por seis unidades de las que cuatro al menos presentan una forma circular. La estructura I es la más elaborada del yacimiento y representa un conjunto escultórico de una impresionante belleza. En ambos caso nos encontramos ante un tipo de construcción religiosa que tiene la función de expresar el poder militar y religioso de los aztecas.

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